13 de noviembre de 2007

7:30 p.m

Bajo corriendo las escaleras, contando los minutos para el esperado encuentro. La multitud me atrapa, soy ferozmente devorada. Intento mover un brazo, pero el sudor lo mantiene adherido al cuerpo contiguo. Mi cabello se revuelve, el aliento de un millón de extraños penetra en mis narices. Pocos segundos antes de que la fatiga se apodere por completo de mis carnes, todo se detiene. Soy vomitada. “Estación Pedro de Valdivia”. Mi pelo huele mal, perdí un cordón de mi zapato y el sudor continúa mojando mi polera. Ahí esta él, en perfectas condiciones. “Lo siento. Fui víctima de la digestión subterránea”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace muchos dias te conocí y hoy creo hacerlo con profundidad. La verdad, me sorprendiste. Mucho. Nunca había dudado de tu habilidad para escribir, pero hoy me mostraste algo nuevo. Leí todas tus cosas, incluido los comentarios jaja, ya se ven los admiradores transitando.
Linda te quiero!